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La malafollá granadina y el arte de tomarse la vida con calma en Alquería de los Lentos


En el corazón del Valle de Lecrín, entre naranjos, acequias y montañas, se esconde un concepto tan granadino como misterioso: la malafollá granaína.Quien visita Granada —ya sea la ciudad, sus pueblos blancos o rincones rurales como Nigüelas— tarde o temprano se cruza con esa chispa irónica, esa mezcla de humor seco y ternura escondida que define a los granadinos.

Y aquí, en Alquería de los Lentos, ese espíritu se respira en cada rincón: entre los muros centenarios del antiguo molino, en las conversaciones del restaurante, o bajo las estrellas junto a una copa de vino Lento Lento.


¿Qué es la malafollá granadina?

La malafollá no es mal humor. Tampoco grosería. Es más bien una filosofía: una forma de decir las cosas sin adornos, con ironía, con esa mezcla de sarcasmo y cariño que solo un granadino puede dominar.Es una especie de sinceridad áspera, tan genuina como el pan con aceite al desayuno o el acento cerrado del Albaicín.


Dicen que su origen viene de las antiguas fraguas del Sacromonte. El aprendiz que no sabía usar bien el fuelle “tenía mala follá”, es decir, soplaba mal el aire sobre el fuego. Con el tiempo, la expresión se quedó para nombrar a quienes tienen un genio peculiar… pero de buen corazón.


Granada, tierra de fuego lento


Granada no se entiende sin su dualidad: la nieve de Sierra Nevada frente al sol del Mediterráneo; la elegancia morisca frente a la ironía popular; la pasión intensa frente al arte de la pausa.Esa contradicción late también en la Alquería de los Lentos, un hotel boutique rural en Nigüelas, a solo 25 minutos de Granada capital.


Aquí el ritmo cambia.El viajero descubre otra forma de estar: más lenta, más auténtica, más consciente.Y tal vez entiende que la malafollá no es más que una defensa del alma sensible frente al exceso de ruido. Un “déjame en paz, pero quédate conmigo”.


Vivir la malafollá con calma: turismo rural en el Valle de Lecrín


Si te atrae el turismo rural en Granada y quieres descubrir el lado más humano de la provincia, Alquería de los Lentos es un lugar ideal para hacerlo.Entre olivos y limoneros, podrás descansar en un hotel con encanto, probar nuestra gastronomía local en el restaurante, relajarte en el hammam o disfrutar de un masaje con aromas andaluces.

Desde aquí puedes visitar fácilmente Granada, la Alpujarra o la Costa Tropical, pero también dejarte llevar por la tranquilidad del valle, las caminatas entre almendros o las conversaciones junto a la piscina con jacuzzi.Y si tienes suerte, quizá escuches a alguien del pueblo soltar una frase cargada de malafollá granadina… y entenderás que, en el fondo, es pura poesía con acento del sur.


Alquería de los Lentos: un refugio con alma granadina

Más que un hotel, somos una experiencia de agroturismo y conexión con lo local.En nuestros espacios se mezclan el pasado del molino del siglo XV con la sensibilidad contemporánea: respeto por la tierra, gastronomía de temporada, productos km0, cerveza artesanal Lento Lento, aceite propio y eventos culturales bajo las estrellas.

Aquí la malafollá se convierte en arte de conversación, en pausa con carácter, en la elegancia de no tener prisa.


 
 
 
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